Una etapa cargada por confinamientos, aumento de los contagios, cancelación de planes, enfrentamientos por la vacunación y otra medidas han sido parte del panorama que nos ha impuesto la pandemia del COVID 19, que lamentablemente hasta ahora, no augura detenerse. La realidad ha impuesto sobre los hombros de padres de familia especialmente, una cuota de preocupación y reajustes casi constante durante el último año y medio, trasladada inevitablemente a todo el seno familiar.
Como padres nos esforzamos haciendo lo que consideramos mejor a fin de impedir que un panorama tan restrictivo “deposite” ansiedad y estrés sobre los hombros de nuestros hijos, sin que dejen de estar protegidos, pero muchas veces terminamos este esfuerzo en una gran tensión emocional, tristeza, frustración e incluso sensación de soledad.
Con el fin de combatir la frustración y tristeza que puede provocar todo lo que está sucediendo, alentamos a la familia a intentar seguir una “rutina habitual” para tratar de dar a nuestros hijos la sensación de máxima normalidad y mantener en ellos intacta la ilusión y felicidad propia de estas fechas, a favor de mantener un clima de paz y armonía en nuestros hogares.
Hacer planes con nuestros hijos que ayuden a recordar estas fiestas de forma especial, será un buen propósito. Actividades estimulantes para ellos como un baño de espuma, una fiesta de pijamas, un concurso de baile, una tarde de repostería, encontrar “ tesoros” escondidos en la casa, etc., pondrán alegría e ilusión en el corazón de la familia que por segundo año consecutivo está viendo truncados muchos de los planes y actividades infantiles propias de esas fechas. Sin dudas es un trabajo duro y agotador, pero muy necesario para preservar la salud mental de los niños y crear en ellos recuerdos agradables que les acompañen toda la vida, a pesar de la adversidad de este tiempo.
