Salud y Vida

¿Por qué el ejercicio es bueno para nuestra flora intestinal?

Todos sabemos cuán beneficioso es el ejercicio para nuestra salud física y mental, pero ¿podría un trote después del trabajo ser justo lo que necesitamos para mantener nuestros microbios intestinales en forma?

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El ejercicio parece estar afectando a nuestros microbios intestinales, al aumentar las comunidades bacterianas que producen ácidos grasos de cadena corta”, dice Jeffrey Woods, profesor de kinesiología y salud comunitaria en la Universidad de Illinois, quien estudia los efectos de ejercicio en el cuerpo humano.

“Los ácidos grasos de cadena corta son un tipo de ácidos grasos producidos principalmente por microbios y se ha demostrado que modifican nuestro metabolismo, inmunidad y otros procesos fisiológicos”, agrega Jacob Allen, profesor asistente de fisiología del ejercicio en la Universidad de Illionis que trabaja junto a Woods.

En los últimos 10 años, investigaciones tanto con animales como con humanos han ayudado a revelar cuán poderoso es este vínculo entre el ejercicio y los cambios en la comunidad microbiana intestinal. Se descubrió, por ejemplo, que los ratones a los que se les permitía correr en una rueda cuando querían, tenían cantidades significativamente más bajas de una bacteria llamada Turicibacter, cuya presencia se asocia con un mayor riesgo de enfermedad intestinal, dicen Woods y Allen, quienes dirigieron el estudio.

Los ratones que eran sedentarios o a los que se les daba un empujón suave para alentarlos a correr tenían cantidades mucho más altas de estas bacterias. (Se cree que obligar a los ratones a correr les provocó un estrés crónico que contrarrestaba los beneficios del ejercicio).

Los investigadores han descubierto que el ejercicio también parece conducir a niveles más altos de un ácido graso de cadena corta en particular llamado butirato, que es producido por bacterias en el intestino a través de la fermentación de la fibra y se ha relacionado con numerosos beneficios para la salud. El butirato es el principal combustible para nuestras células intestinales, ayuda a controlar la barrera intestinal y regula la inflamación y las células inmunitarias dentro de nuestro intestino.

No hay escasez de estudios que muestren que hacer ejercicio moderado a vigoroso, como correr, andar en bicicleta y entrenar puede aumentar potencialmente la diversidad de bacterias en los intestinos, lo que se ha relacionado con una mejor salud física y mental.
Hacer ejercicios aeróbicos durante solo entre 18 y 32 minutos, junto con entrenamiento de resistencia tres veces a la semana, durante un total de ocho semanas, podría marcar la diferencia.

Los atletas también tienden a tener una mayor diversidad microbiana intestinal en comparación con las personas sedentarias, aunque algo de esto podría deberse a las dietas especializadas que los competidores suelen tener.
Pero varios estudios han demostrado que la combinación de ejercicio y dieta puede aumentar el número de Faecalibacterium prausnitzii y la producción de butirato en mujeres activas, a menudo con una función intestinal mejorada.

Las personas con niveles bajos de este tipo de bacterias parecen tener más riesgo de sufrir enfermedad inflamatoria intestinal, obesidad y depresión.

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